Veo muchísimos edificios
Enormes edificiosatiborrados de gente
con miles de ventanitas
pero no veo ni una persona.
La vida me dicta
La naturaleza cuenta y
como en el colegio me
atraso en el dictado.
Un parque gigante, con piletas, agua saltando por todas partes, música de fondo, pero ni una persona. Como si todo el espectáculo fuera montado por ellos y para ellos, no hay niños, pero la música clásica es alegre. El agua cayendo sobre más agua suple las voces de la gente, el movimiento de las hojas de todos los árboles danzan como poseídos.Y la música no se detiene.
No hay nadie, sin embargo todo es perfecto.
Me imagino cuantos habrán como yo, que prefieren alejarse del barullo humano en un séptimo piso, a simplemente admirar la naturaleza divertirse, mientras nadie la ve.
Hay más de cincuenta edificios alrededor, sin embargo, no veo ningún rostro, quizá estén como yo, temerosos de ser vistos y se acabe la magia. Quietos, en silencio, como cazadores apreciando nuestra presa.
He estado leyendo "La Resistencia" de Ernesto Sábato, durante mis clases de academia. Muchos, mirándome como extraño, me preguntaron que obra era y luego de que trataba. A todos le expliqué sobre el cambio de la gente, el que vivimos en un lugar el cual no es más que una carretera, parte del trayecto y no nos damos tiempo de gozarla, de sentirla. Me gustaría que estén aquí, en el techo de Pamer -en lugar de la clase de abajo- y miren el espectacular lugar en el que están siempre. La vista, deliciosa. El sonido de las aves mezclado con las hojas, que sientan el placer de sentir el viento mover su ropa y enfriar su cuerpo. Me gustaría que entiendan que por eso me quedo arriba después del almuerzo. A sentir el oasis de felicidad que aún nos queda a apreciar y pensar en lo que tenemos. Dejar de soñar que trabajarán en minas, grandes petroleras o que sé yo. Cuando el verdadero placer está acá, viendo el cielo, sintiendo el viento. Pamer se equivoca al pensar que pago por sus clases. Pago por el estar acá arriba y gozar de tener un lugar donde leer tranquilo, pensar y vivir. Por eso sí vale la pena.
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